Hemos vuelto a la normalidad. Rutina pa'lante, rutina pa'trás. Ya toca madrugar, formarse, trabajar y pensar nuevos proyectos. Habrá que esperar otro año entero para volver a revivir las navidades, la ilusión y el color. Mi último paso de estas pasadas navidades fue comprar un número para la Lotería del niño, y así también cumplía el nº 244.

Y no me fue tan mal porque algo si que me tocó, así que yo tan contenta!!

También, durante las compras navideñas pasé por la puerta pequeña del Imaginarium, cosa que, increíblemente, nunca había hecho. Me reí mucho, y también pasé un poco de vergüenza porque delante de la tienda había un banco en el que estaban sentadas unas abuelas con sus nietas que no paraban de mirarme y de reírse.

                                      

Casi no me tengo ni que agachar.

Por otra parte, os cuento que hoy no tenía clases por la mañana y me he dedicado a dormir, limpiar, hacer varios recados y a pasear a mi perra por el campo, y no solo eso sino que la pasee como Timón me pedía.

Y bien mona que estaba. Una señora que estaba dando un paseo me dijo que tenía una perrita muy guapa, que le quedaba muy bien el lazo.
El resto de personas cuando nos veían pasar se limitaban a mirar y a reírse, y algunos me sonreían y ponían cara de "Pobre perra, ¿por qué le has hecho eso?" Pero bueno, lo mejor fue al pasar por el médico donde había un grupo de señoras hablando y que al pasar por su lado se quedaron mudas y nos siguieron con la mirada. Hemos ofrecido un buen espectáculo matutino.

De momento, esto es todo. Me voy a trabajar, a ver que aventura me espera hoy con las niñas.